
El limonero legendario Anna y German jugando con agua. Catherine junto a una hortencia. 
Colores Aqui Abuela Cata fte.a su limonero con Anna-
Hoy me siento a disfrutar de nuestro parque, con esa paz y tranquilidad que da sentarse al aire libre, en un lugar verde y floreado, con el olorcito a pasto recién recortado y regado. Y con la satisfacción de haberlo visto crecer y armarse porque todo tiene una historia.
Cuando nos mudamos con mi familia a esa casa, no tenia nada verde, eran otros tiempos, mis padres compraron esa casa al fondo con mucho terreno, con el sueño de hacer una casa al frente tal vez algún día. En esos tiempos la gente plantaba, mi papá hizo lo mismo, durante mucho tiempo plantó, papas, choclos, lechugas, tomates, etc y mmm que ricas frutillas. El tiempo fue pasando, y a mi no me gustaba tener frente a la casa una quinta, si fuera al fondo decía yo. Entonces mi padre me dijo, que si yo me encargaba me dejaba hacer el jardín.
Soy de Aries así que no demore en empezar, primero di vuelta la tierra con una pala vieja y un escardillo, luego fui juntando pancitos de pasto de aquí y de allá, demoro en crecer, pero comenzó a verdear. En algunas caminatas en familia y con amigos veníamos con ramitas y rayitos de sol que crecían en aquellos enormes campos que había entre los chalets en los inviernos desolados y silenciosos de Punta del Este. espacios hoy convertidos en mansiones señoriales, carreteras y edificios que brotan por doquier, llegábamos y las plantábamos a lo largo del camino a ambos lados como entrada triunfal.
Ya había allí un limonero que aun esta, mis padres fueron comprando arbolitos, se planto un rosal blanco, muchas de las plantas que hoy decoran fueron ramitas regaladas, puestas en agua con tierra hasta largar raíz y así entre todos se fue armando el parque tan querido por todos y debajo de la sombra de algunos de sus ramas mi madre toma su mate matutino hace muchos años ya.
Mi hermana se sentó allí algunas noches, junto a su esposo en su ultimo paseo a ver las estrellas que en Canadá no se logran ver con el esplendor del fondo este cielo azul ,.les dejamos disfrutar en intimidad.
Mi mamá recuerda cada planta con su historia, yo no llego a tanto, debido creo a que eran regalos de papá que ella atesoro, los tiempos han pasado, yo abandone el jardín, se pago un jardinero, me dedique a los estudios, luego al trabajo, mi hermana viajo al exterior, yo compre un terreno pero nunca me fui, construí mi casa allí, y aun queda espacio para un gran parque, que hoy después de tantos años y en compañía de mi dulce amor, decidí volver a tomar las riendas, me enorgullece decir que queda mas lindo con nuestro trabajo que con el jardinero, y es por el detalle que el amor siempre da a lo de uno.
Mi parque, el jardín como dice mi hijo Germán, cuenta a estas alturas con 2 jazmines, un rosal, varias enredaderas, 2 laurel de jardín, dos ibizcos, alegrías, 2 limoneros, tangerino y un naranjo que nos proveen frutas para comer y esencia para nuestros licores, dos palmeras, hortensias, la planta del pajarito la preferida de mi madre, y un gran césped que otrora fue tierra fértil para la plantaciones y que un buen día decidí cambiar junto con los tiempos. El ciruelo hubo de dejar el paso a la construcción no sobrevivió pero aun recuerdo sus frutas y mis tardes de estudio bajo su sombra.
En estas tardes de verano, nos sentamos mate por medio o en las noches estrelladas una cervecita bajo las estrellas, el aroma de las plantas, el orgullo propio de verlo crecer, un Jazmín nuevo, una planta llena de pimpollos nuevos, me hacen pensar , en lo vivido, en el presente y como uno va cambiando y aquellas cosas que habías abandonado por las prioridades de la vida, parece que estaban dormidas y de repente se desperezan y vuelven y te rescatan del diario trajín y te devuelven un poco de paz.
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