Latidos de Anna
Cuando era niña, recuerdo la caja de las alhajas de mamá
Así la llamábamos, las alhajas eran, mayoría bijouteríe
brillante
Y varios juegos incompletos de caravanas con la que nos
divertíamos los días que debíamos mayormente estar en cama o en días fríos.
Hace unos años mi hermana me regalo mi sueño un baúl de
Lancomme de terciopelo, del que ya perfumes y cremas desaparecieron, y en su
seda naranja interior descansan mis propias bijouteries , al que también denomino
mi baúl o caja de alhajas.
Hace unos días buscaba una caravana, cuando de repente me
encuentro una bolsita sedosa de papel regalo, llena de monedas.
Mezcla de alegría y tristeza, el dinero sobrante del hada de
los dientes de Anna, el último día antes de su partida, tratamos de gastarlo en
chiquibum(buscapiés) para sus compañeras de colegio, aunque dudábamos de
meterlo en las valijas; no fuera un problema, con el resto le dije a Annita de
comprar chocolates o galletitas ya que ese dinero no podía llevar y ella se negó,
me dijo que era para colaborar para mi viaje a Canadá, en los remolinos de su partida
y las tristezas de dejarlas ir, lo olvide, y así lo vuelvo a encontrar. Lo deje
allí como recordatorio de tus deseos, de tu corazón tierno y como incentivo,
para mover mi esqueleto y hacer otro viajecito hasta allí, ir a buscarlas a la
escuela, darme algún patinazo en la nieve, y no perderme
tantos escalones de sus vidas.
Annita, te queremos un montón, gracias por tu luz.
La pandilla Uruguaya.Compartir en Facebook si te gusto la informacion
No hay comentarios:
Publicar un comentario